Diagnóstico facial
Un diagnóstico facial es el primer paso para detectar las necesidades de la piel cuando queremos realizarnos un tratamiento facial o necesitamos información sobre cuál es el cosmético adecuado.
¿Por qué y cómo hacer un buen análisis o diagnóstico de la piel?
Porque cada piel es diferente y por tanto tiene unas características propias. Diagnosticarlas y detectar cuáles son sus necesidades específicas, ayudará a personalizar el tratamiento y determinar el más adecuado para cada caso.
Si tuviésemos que definirlo, podríamos decir que un diagnóstico facial es una analítica profesional o examen de la piel, realizada a partir de tecnología y aparatología de última generación, con la que analizamos la dermis y la epidermis, desde la superficie hasta las capas más profundas.
De esta manera, logramos descubrir afecciones indetectables en capas más profundas y elegir el tratamiento que obtenga mejores resultados.
¿Qué aspectos de la piel analizamos con un analizador facial?
· Hidratación: conocemos el grado de hidratación de la epidermis.
· Manchas y discromías: Medimos el nivel de melanina para conocer la pigmentación desde el interior.
· Poros: analizamos el estado de los poros durante el diagnóstico de piel.
· Arrugas: evaluamos el grado de envejecimiento y nivel de profundidad de las arrugas.
· Nivel de grasa o sebo: determinamos la cantidad de grasa superficial de la piel, basándose en el tamaño de las glándulas sebáceas y el nivel de adiposidad de cada una.
· Impurezas: realizamos un escaneo en distintas áreas de la piel del rostro para detectar impurezas, tanto las internas que aún no son visibles, como las que ya se han manifestado.
La piel de cada persona requiere cuidados concretos, según sus características y necesidades.
Por este motivo, realizar un correcto diagnóstico facial es fundamental para conocerla en profundidad y elegir los productos y tratamientos que son mejores para ella.
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